Edith Meza: Enfrentando el machismo

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Al crecer en un buen hogar, a Edith Meza le enseñaron dos cosas: que a) las mujeres son tan fuertes y capaces como que los hombres, y b) debemos exigir el derecho a ser tratados como iguales.

En el Perú, Edith Meza tiene una finca que heredó de su madre en 2007. Ha tenido su parte de encuentros sexistas y aborda el machismo de frente. “Tuve que causar una fuerte impresión para ganarme su respeto”, dice, refiriéndose a sus vecinos y colegas varones que cultivan café en la región. Edith abre nuestra conversación con una historia sobre un contratista que ella contrató.

Habiendo traído a su equipo de trabajadores (en su mayoría hombres jóvenes) con varios camiones llenos de café a su base de recepción remota, recibió una grosera bienvenida: “Empezó a regañarme tan pronto como llegué. Quería hacerme quedar mal frente a mi equipo”. Edith se mantuvo firme, diciendo “Mira, puedes cobrar lo que quieras, es tu derecho. Es mi derecho decidir si trabajar contigo o no”. Está segura de que su actitud se basó únicamente en el hecho de que ella era una mujer a cargo de un grupo de hombres. 

¿Cómo lleva ella este trato? “Busco a alguien más para que recoja el contrato. Alguien que no tenga problemas para trabajar con mujeres. Si hacen un buen trabajo, entonces sigo trabajando con ellos. Con los años te das cuenta de que así es como tiene que ser”.

Edith tuvo la suerte de ser criada por padres que desarrollaron su confianza y le inculcaron la determinación de hacer el trabajo. Su madre trabajaba fuera del hogar, a menudo viajando durante semanas.

Edith también se siente afortunada de vivir en una parte relativamente abierta de Perú. Fue una de las 750 mujeres en Perú que participaron en el proyecto “10,000 Mujeres” de Goldman Sach para emprendedoras. “Las mujeres del Norte decían que lo pasaban fatal con sus maridos”, informa Edith.

Estas mujeres eran todas propietarias y creadoras de negocios, pero sus maridos se opusieron rotundamente a su participación en su programa y muchas mujeres tuvieron que poner su pie en el suelo para poder asistir. Le pregunté si esto se debía a que los maridos no querían que viajaran: «¡No!», dice Edith. “Los entrenamientos eran en su área. No hubo viajes involucrados”. Entonces, ¿por qué tanto alboroto? “Bueno, ¿no es así como son los hombres?”

Edith Meza: Finca Tasta

Edith tiene esperanzas para el futuro gracias a Finca Tasta. “Tenemos que avanzar, la gente se adaptará. Las nuevas generaciones ya son más flexibles. Las cosas cambiarán.» Se enorgullece mucho de su trabajo y ama a la comunidad internacional que ha encontrado a través del café.

Ella nos comenta una anécdota sobre un amigo suyo en Brasil, quien recientemente se hizo cargo de una finca de café. Las imagino hablando por teléfono hasta altas horas de la noche, compartiendo sus éxitos y compadeciéndose de las dificultades compartidas en este campo dominado por los hombres.

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